Fer Juaristi fotografía de bodas

¿Te acuerdas de esa vez en la que viste algo y se te quedó en la memoria para siempre? Seguro fue en algún viaje o en un recorrido muy especial o, probablemente, el desarrollo de semejante escenario se dio de otra forma completamente distinta. En mi caso, ni siquiera tuve que dar dos pasos; es más, creo que lo único que hice fue buscar un nombre en Facebook y, a partir de ahí, todo fue historia. Hace ocho años vi por primera vez una foto de Fer Juaristi y, desde ese momento hasta el día de hoy, la experiencia artística se renueva con cada click.

Fer Juaristi fotografía de bodas
Fer Juaristi
Fer Juaristi fotografía de bodas
Fer Juaristi

Me debía tener una plática con uno de mis fotógrafos de boda favoritos, él. A través de un simple FaceTime descubrí sus inicios, la historia y esos objetivos que, más allá de la cámara, lo mantienen fresco y como todo un referente. Hoy, qué mejor que dedicarle el día a escribir sobre fotografía, arte y locura, todo al mismo tiempo… todo a través de la lente de Fer Juaristi.

La verdadera sorpresa a un solo click de distancia

La inspiración te encuentra trabajando, ¿o algo así no? Supongo que a esa misma premisa habría que agregarle el siguiente comentario: “y dando el ejemplo, también”. Fer abre la plática contándome sobre su familia, las vacaciones y esos momentos que atesora al estar junto a ellos. Y sí, incluso en esos días de “descanso”, la cámara nunca abandona el hogar que le ha dado por tantos años: sus manos. Y es que desde pequeño, este fotógrafo de bodas, estuvo “obsesionado con el futuro. Para mí el futuro era lo cool”, dice.

Fer Juaristi fotografía de bodas
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Cualquiera hubiera pensado que, por el antecedente profesional de su papá como doctor hubiera terminado en un quirófano, una actividad que hacían él y su hermano de vez en vez. Aunque su bro sí dio el paso a ser médico, la realidad es que a él no se le pegó nada de ese mundo, así me cuenta. “Nunca supe qué quería ser de grande, siempre he sido demasiado disperso. Pero de niño siempre era el típico maestro de ceremonias en la escuela, o el que en las reuniones familiares contaba chistes. Siempre estuve en ese trip de entretener y ser el niño que estaba echando su desmadre. Lo que sí sabía era lo que no quería ser. Veía a todos los adultos como sinónimo de aburrimiento y tristeza, y nunca veía felicidad como el común denominador”, dice. Él, con el paso de los años, enfocó su camino hacia otra cosa: el arte permanente hecho a través de las bodas.

Al ser de Reynosa, un destino con muy poca comunidad artística, Fer, al menos de inicio, batalló para encontrar ‘su mero mole’. “Mi hermano era mi dios, él descubría las cosas y entonces yo quería ser como él e intentaba todo. Antes de la foto fue la música. Él tenía mucha facilidad para tocar todos los instrumentos y yo me clavé en la batería, y esa era mi manera de conectarme con él. Mis jefes sí nos apoyaban y siempre fueron así. Sí nos dieron muchas alas para explorar”, dice.

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Desde el inicio, los límites nunca estuvieron presentes en el panorama de Fer Juaristi y, aunque cueste trabajo creerlo, la fotografía no llegó como por arte de magia a su vida, sino que, como todo, tuvo una historia de por medio. “Mi abuelo paterno era periodista, y mi abuelo materno era súper aficionado a la foto pero nadie nunca me lo dijo”, dice. Parte de la herencia de su abuelo materno, al fallecer, fue una buena dosis de revistas del Club Fotográfico de México de los años 50, en las que se veía publicado su trabajo. Ahí fue cuando el film empezó a llenarse de memorias.

“El primer recuerdo que tengo, a las 10 u 11 años, es que estábamos en unas vacaciones y mi hermano tomó una foto de una gaviota. En vez de tomar la foto, siguió a la paloma y se hizo un barrido, en el que la gaviota está nítida y todo lo demás borroso”, dice. Esa imagen se quedó en su memoria como un pedacito de magia y, gracias a la pregunta, ‘¿cómo le hiciste?’, la búsqueda de las respuestas empezaron a correr por su mente.

Las experiencias siguieron su curso para acercar a Fer a la foto, incluso de las formas más curiosas. “En la prepa nos enseñaban a treparnos en postes de luz, y el profe nos tomaba una foto y nos la vendía. Yo estaba haciendo mi servicio social en la biblioteca de Pemex, y me llamó mucho la atención, así que pedí la cámara para hacer el arte del disco de la banda en la que estaba”, me cuenta.

La pasión de la música me conectó con la pasión de lo visual

Fer Juaristi
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La parte visual y estética se posicionaron como los dos puntos de encuentro en los inicios de su carrera. “Era una mezcla de diseño, composición y fotografía”, me cuenta, la triada que lo atrapó por completo. Al parecer, esa pasión se trasladaba a las compras, y es que Fer adquiría revistas y discos de acuerdo con el estilo de la portada y las texturas que estas tenían. Para tener una idea más clara de a qué quería dedicarse, Fer aprovechó el verano previo a entrar a la universidad para trabajar en un periódico de Piedras Negras con el fin de conocer el ambiente, la energía, el rush y hasta los procesos técnicos de retocar las fotos, andar de reportero, y más. “Ahí sí veía adultos felices, me contagió y dije a huevo quiero esto”.

Ya que encontré lo que me gustaba, mi cerebro se volvió muy selectivo y solo quiso comer de lo que me apasionaba

Fer Juaristi

La fotografía como negocio. La fotografía como arte. La fotografía como locura

Por si no lo sabías, Fer Juaristi fue uno de los primeros fotógrafos (junto con un grupo de maestros artistas) en iniciar con el tema de las bodas en México. Desde el inicio, su objetivo, de forma directa o indirecta, fue marcar la pauta con una propuesta artística que saliera de lo común. Al día de hoy eso es lo que trasciende y lo que nunca cambia: la forma de ver más allá de lo obvio, de conectar con lo ordinario y transformarlo en algo fuera de serie; los movimientos, los escenarios y hasta los encuadres suman un toque de sorpresa a cada una de sus tomas. Y es que sí, incluso con tantos años de experiencia, ningún click es igual al anterior. Compruébalo tú mismo.

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Fer Juaristi fotografía de bodas
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“En el negocio de la foto a mí me tocó el boom, en el que era muy fácil ser diferente en México y sobraba la oferta”, dice Fer. Es más, él mismo me cuenta que ahora, la capacidad de diferenciar el trabajo es aún más fácil y “se pone bien divertido”. La pregunta de ‘¿cómo reinventarse?’ se mantiene como una constante en el trabajo de quien busca crear todos los días.

El amor por la foto de cine, que inició mientras estudiaba la carrera, se manifestó como uno de los motores para acercarse a las bodas. Emmanuel Lubezki, por ejemplo, fue uno de esos modelos a seguir en el tema de romper las reglas, al igual que muchos otros fotógrafos que se dedicaban a hacer magia con su cámara. “Mi inspiración cambió de foto fija a foto en movimiento y por eso me metí en televisión, pero cuando salí me dediqué a la producción de videos musicales y a la publicidad. Ahí me di cuenta que no servía para trabajar con la sociedad y fue cuando decidí buscar algo mío”, dice.

Su primer paso en las bodas lo dio cuando el guitarrista de la banda en la que participaba se casó y, como era de esperarse, le pidió a Fer que él tomara las fotos del gran día. “Hice la búsqueda en Google de “fotografía de bodas” y no encontré nada interesante, todos los clichés que había de la fotografía de bodas ahí los encontré. Cuando hice la búsqueda en inglés, me reventó la cabeza, porque vi mucha gente talentosa que lo estaba haciendo a su manera y fue lo que me impactó. Ahí pensé que yo quería ser uno como ellos”.

Fer Juaristi fotografía de bodas
Fer Juaristi
Fer Juaristi fotografía de bodas
Fer Juaristi

La inspiración en la fotografía de bodas estadounidense fue en su momento el primer encuentro con la experimentación. “Había foros de fotógrafos de boda en los que tenías que pagar para conocer un poco. Ahí conocí a muchos fotógrafos mexicanos, y poco a poco empezamos a hacer comunidad aquí en México”, dice.

La fotografía de bodas y la ruptura de esquemas

Por supuesto que el camino no fue fácil, y es que el arte tiene su modo de hacerse. “Después de la boda de mi amigo me fui a a una expo de bodas en Reynosa, y ahí le robé la pantalla a mis papás, me llevé un álbum y nadie me contrató. Salieron dos 15 años, pero no bodas. Le empecé a decir SÍ a todo”, dice. Fue el primer año el que le dio una evaluación muy interesante a Fer, y es que después de haber encontrado inspiración en tantos artistas alrededor del mundo, él simplemente pensaba que había algo de falso en estos primero 365 días como fotógrafo.

Como el resultado de toda buena lección de vida, Fer Juaristi pensó en renunciar a la foto de boda después de ese año de haber trabajado. “Me volví un hámster de la industria, pero después llegó mi aniversario de bodas, nos fuimos a una playita y le dije a Sisy que se llevara su vestido. Utilicé a mi pareja para hacer un portafolio mucho más arriesgado”, dice. Gracias a esa experimentación que llevó a la práctica, el segundo año de bodas le permitió cumplir con esas fotografías que todos esperaban de la boda y, ya de paso, salirse de la norma en el Day After o en la sesión Tras the Dress. “Ahí era donde jugaba y arriesgaba, aunque hacía todo lo tradicional”, dice.

Fer Juaristi fotografía de bodas
Fer Juaristi
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Fer Juaristi
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La conducta disruptiva se fue forjando con cada click que Fer Juaristi daba y, de pronto, la idea de crear arte fue mayor al compromiso de cumplir con una fórmula nupcial perfecta. “En Monterrey conocí a David Josué y Rafa Ibáñez. Entre los tres nos forzamos para hacer un movimiento diferente”, me cuenta. La realidad es que el perfeccionamiento del trabajo, tanto de Fer Juaristo, como de estos grandes fotógrafos, se dio gracias a la educación, a la búsqueda de congresos internacionales y a ese deseo de mejorar constantemente. Gracias a ello, hoy Fer puede llamar compas a esos héroes que marcaron su propuesta desde el inicio.

Antes no se valoraba la historia. Antes los novios se acoplaban al estilo del fotógrafo. Era más el “cómo me veo”, en vez del “cómo me siento”.

Fer Juaristi
Fer Juaristi fotografía de bodas
Fer Juaristi
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“Una boda se basa en contar historias”, y bajo esa premisa Fer Juaristi nunca ha detenido la práctica. “Es sentir que te va a dar Alzheimer, entonces, con cualquier cosa ordinaria que sea, la debes fotografiar de una manera interesante. Lo padre de una boda es que el guión ya está escrito, ahora debes contar esa historia de una manera diferente, emocional, artística, etc.”, dice.

“Lo que quería era asustar a las novias tradicionales”, me cuenta. Aunque la oración pueda parecer radical, la realidad es que la actitud de un buen fotógrafo se manifiesta también en el nivel de adaptabilidad que se tiene. El mismo Fer me cuenta que una vibra negativa acaba la relación de toda esa narrativa que se cuenta en una boda, así que la mejor recomendación es lidiar con la frustración y seguir adelante.

Después de 13 años, y con la idea puesta en no ser un adulto aburrido, Fer Juaristi se mantiene fiel a su estilo sin trastabillar. Fer escucha y sigue aprendiendo, se mantiene activo y siempre con este empuje de asesorar y apoyar a las nuevas generaciones. La meditación forma pare de su proceso de inspiración, sin dejar de lado esas canciones que se convierten en mantras, porque a veces “me cuesta creérmela. A cada boda llego con una inseguridad brutal, entonces recuerdo la fuerza visual que tengo, las bases y siempre intento ganarme a la gente. Eso para mí es lo más importante. Me gusta que la gente sienta mi energía. A partir de ahí todo sale”, dice.

Fer Juaristi fotografía de bodas
Fer Juaristi
Fer Juaristi fotografía de bodas
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Gracias a la libertad creativa y a ese experimento visual y artístico que Fer Juaristi pide a sus parejas, el resultado de sus fotografías es arte puro. Una toma inesperada, un ángulo inexistente que se crea con un click, y un par de ojos que convierten el escenario común en algo extraordinario. Movimientos de manos, abrazos, barridos, naturaleza, “las cosas raritas” que, en instantes se transforman en joyas difíciles de ignorar. Porque, al final de cuentas, él es Fer, quien hacer fotografía, locura y materializa el amor. Todo al mismo tiempo. Todo en cada click.

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