Boda con acento. Solo así podría definir la esencia de esta celebración. Elisa y Johannes conforman una pareja que inspira a la distancia y que, además, invita a un viaje por un mundo completamente distinto. Cada fase de este “sí, acepto” fue una revelación, y es que si de algo estoy segura es que las bodas deben construirse alrededor de esos mensajes que permitan descubrir a quienes se unen para crear una nueva familia. Los elementos son importantes, así como esos escenarios significativos, los colores y hasta las texturas que se imponen en las tomas. Nada pasa por casualidad. Elisa y Johannes se encargaron de transformar una boda multicutural tradicional en una jornada en la que hubo emociones, sorpresas y mucho romanticismo (pero del bueno). No te pierdas esta belleza.

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Ella, mexicana; él, alemán. Los dos, viviendo juntos. Así empezó todo. La historia de amor se convirtió en un acontecimiento, más importante y profundo de los que se ven en las pantallas de cine, con una propuesta más auténtica y una trama de esas que enchinan la piel. La boda de este par tenía que ser así: única. Como ellos. Como Elisa. Como Johannes. Como uno.

El comienzo de un “sí, acepto” fascinante

La distancia no fue un impedimento para el desarrollo de la boda. “A Johannes lo conocimos ese día”, me cuenta Aline Brun; mientras que Elisa “solo vino una vez a la prueba de menú y también vimos vestidos de novia”. A pesar de los kilómetros de separación, la idea de concebir un evento significativo fue suficiente para que, en conjunto, se creara un equipo de profesionales increíble. Nada le gana a ese poder de contar una historia con significado y con espíritu. Nada.

“La locación fue Hacienda de Cortés y la eligieron de entre otras opciones en Morelos. Es súper bonita. El reto es que ellos querían una boda mexicana pero moderna y también querían hacer algunas tradiciones como la callejoneada en Cuernavaca, donde jamás se hacen. Cerca de la hacienda hay un kiosco que es la plaza de esa localidad y adornamos con papel picado, pusimos helados de Tepoznieves y contratamos chinelos”. Cada uno de los detalles representó ese concepto creativo a través de colores intensos, vestimenta tradicional y hasta el look de los novios. Todo era parte del gran día de Elisa y Johannes.

“Es una pareja muy feminista (los dos), entonces no había más importancia de la novia sobre el novio. El vochito que tienen lo adornamos como el coche de los novios y ella fue quien lo manejó”, me cuenta Aline Brun. Elisa y Johannes caminaron desde el kiosco hasta la hacienda en compañía de todos los invitados y, por supuesto, hasta los vecinos se encargaron de apoyar ese momento tan especial con sonrisas, aplausos y la inmersión total en un ambiente mexicano, tropical y, claro está, con acento. Pasos de baile, música y mucho color, tres ingredientes esenciales para hacer de esa boda un momento memorable de principio a fin.

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El look de los novios

Si algo amé de Elisa fue la elección de tres estilismos para su boda. Sí, tres (uno para la callejoneada, otro para la ceremonia y uno más para la recepción). Un vestido de novia sencillo, estilo lencero y con tirantes spaghetti fue perfecto para iniciar el día, y más con esa capa tan especial. Para la fiesta, qué mejor que un jumpsuit igualmente acompañado de una capa y de bordados románticos. Eso sí, con unas sandalias mega cómodas para bailar toda la noche. El peinado casual fue la mejor opción, al igual que el maquillaje y la austeridad en los detalles. Una representación perfecta de su personalidad.

Johannes, por su parte, también apostó por dos looks muy divertidos. Por una parte, un traje azul marino acompañado de una camisa en color rosa pastel y, por otra parte, un par de calcetines en el mismo tono pero encendido. Para la fiesta, una camisa estampada para hacer remembranza de las tradiciones mexicanas. Una muestra real de que la moda, incluso en una celebración así, también forma parte del discurso y la propuesta estética. Todo cuenta. Todo.

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Una ceremonia diseñada a la perfección

“Toda la ceremonia representó también la parte feminista, cuando los dos entraron al mismo tiempo. Ambos caminaron desde sitios diferentes hacia el altar y los dos con un ramo”, dice Aline Brun. Esta fase de la boda fue muy especial y estuvo a cargo de una de las mejores: Angelina Celebrant. “Trabajaron mucho con ella los textos de la ceremonia y hablaban sobre eso: que ellos eran iguales y se complementaban al estar juntos”. ¿Quieres más emoción? Las abuelas fueron las encargadas de lanzar los pétalos de flores para enmarcar los pasos de ambos.

“Su ubican como gente del mundo”, dice Aline. Por eso mismo, la boda llamó la atención por la cantidad de invitados que se dieron lugar desde todas partes del mundo. Y sí, así sin fronteras y con ideales muy bien establecidos, Elisa y Johannes decidieron personalizar ese “sí, acepto” con nuevas reglas y tradiciones. Velas, palabras emotivas, un amigo interpretando una canción, muchas sonrisas y las miradas más enternecedoras por parte de los invitados fueron algunas de las emociones que tomaron forma gracias a las fotografías de Whitelab.

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Tropical – Mexican… un concepto fuera de serie

“Diego es la parte creativa y él hace un look and feel con lo que los novios le transmiten que quieren. Él hace una primera presentación en la que les da ideas, se les muestra una paleta de colores. En esta ocasión fueron tonos como anaranjado, amarillo, colores cálidos vibrantes que se repitieron en elementos durante toda la boda”, me cuenta Aline. La decoración, sin duda alguna, fue una de mis partes favoritas. La cantidad de detalles eran el reflejo de un acento que habría de ser más ortográfico que prosódico. Se tenía que ver… y se vio.

El mobiliario estuvo a cargo de Ambienta. Una propuesta que combinaba distintos estilos de sillas y mesas para crear una dinámica cool, colorida y con materiales en contraste. Por su parte, Yuli, de Flor and Flora, apostó por darle un carácter completamente tropical y elegante a la propuesta floral, misma que se destacó por tonos de rosados, anaranjados y algunos tintes de verde para evocar a las palmeras. Por supuesto que no podía faltar ese sillón rosa que, hasta el día de hoy, es uno de mis favoritos.

El toque neón en el corazón fue uno de los elementos focales, al igual que los metales y la mezcla de colores en la propuesta floral. El objetivo primordial era conseguir una convivencia muy especial, en la que todos fueran parte de una misma vibra, de una misma familia. Porque al final esa es la meta: unir. Estar juntos y celebrar un amor tan grande.

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A ritmo de cumbia

Cada detalle de esta boda fue muy especial: una pared con fotos de los familiares que no pudieron acompañarlos, una piñata para celebrar lo mejor de México, Elisa y Johannes sentados con sus amigos, porta vasos con frases chistosas y, por qué no, un video grabado por sus mejores amigos para abrir pista… la mejor sorpresa de esa noche.

Y sí, como esta boda se trató de crear experiencias únicas, un primer baile acompañado del sonido de la cumbia (“Amor a primera vista”, de los Ángeles Azules y Belinda), una belleza para soltar el cuerpo, divertirse y, ya de paso, conseguir tomas excepcionales.

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Una fiesta memorable, con la mejor de las vibras y un acompañamiento especial desde todos los rincones del mundo para ser testigos de un amor que, seguro, será para siempre. Si quieres encontrarte con más historias fascinantes, te espero en la sección Real Weddings, un espacio destinado a lo único… a esas bodas que se diseñan bajo reglas propias.

Meet the team!

Fotografía: Whitelab | Wedding Planner: Aline Brun | Oficiante: Angelina Celebrant | Mobiliario: Ambienta | Diseño floral: Flor and Flora | Tocado: Bridal Touch | Venue: Hacienda de Cortés