Hace poco pensaba que para hablar/escribir de las haciendas de Mérida hace falta un seminario completo. Nada se le compara a ese espacio de la República que, además de ser considerado uno de los destinos más cálidos por su clima y la vibra de su gente, sí que sabe sorprender con locaciones excepcionales para un sí, acepto como ninguno. En esta ocasión, qué mejor que ser parte de la historia de María y Mario, una boda en Hacienda San Pedro Ochil que conquista por sus detalles.

Cada momento de esta boda se convirtió en magia pura, y más aún gracias a las fotografías de Ana Scaparone, quien entre texturas, colores y la naturaleza de este región hizo que esta celebración brillara por su unicidad. María y Mario se dedicaron a disfrutar, vivir y sonreír a cada momento. Verlos a ellos es como ver materializada la escena de una película romántica, de esas que enchinan la piel y muestran un amor de ensueño. Una historia que, sin duda, lo tiene todo.

La Hacienda San Pedro Ochil fue la gran elegida para ser la sede del gran día. Sus colores fueron una dosis infinita de espacios inspiradores y rincones plagados de hermosas texturas, el marco idóneo para que María y Mario disfrutaran de una sesión de fotos en pleno contacto con la naturaleza, una ceremonia con una vista privilegiada y una ola de emociones, así como una fiesta iluminada a la perfección y aderezada con montajes en los que abundaron flores, materiales naturales y una decoración de lo más cool.

Porque nada le gana a ser testigo de una celebración que le da su lugar protagónico a la belleza incomparable de un país conocido por sus magníficos derredores y la calidez de su gente. Esta boda en Hacienda San Pedro Ochil es un recordatorio de que no hace falta viajar a otros países para encontrar y palpar verdaderas joyas arquitectónicas a las que ninguna foto les hace justicia. Venues fuera de serie para convertirse en la base de esas memorias que durarán para siempre.

Ni siquiera me atrevería a dejar de lado el impresionante look de María, y es que nada le gana a un vestido de novia sencillo que no necesite de grandísimas producciones para darse a notar; un look romántico y bohemio con bordados que fueron reflejo del espíritu artesanal mexicano y un tocado de novia que muero por tener ¡en este preciso momento!

Una boda natural, sin complicaciones y con una esencia que cautivó desde el primer segundo. La combinación de todos los elementos para dar muestra de que en Mérida los sueños sí pueden hacerse realidad, y más si se trata de una boda destino con espacios tan fascinantes como estos. El resultado perfecto de un equipo de proveedores que logran maquinar escenarios espectaculares para ser parte de dos palabras que lo cambian todo: “sí, acepto”.

No te pierdas los detalles de esta boda en Hacienda San Pedro Ochil:

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Conoce al equipo de proveedores:

Fotografía: Ana Scaparone | Venue: Hacienda San Pedro Ochil | Planning: Baku Eventos | Banquete: Maxi Eventos Weddings | Diseño floral: Encanto Floral | Mesa de postres: Baked by Patty | Iluminación: LC Producciones